martes, 10 de marzo de 2009

Páginas web. Acceso Abierto a la Información Científica.

Con el estudio y la discusión mantenida, hasta el momento, sobre los textos científicos: sus objetivos, sus procedimientos, sus estructuras, sus categorías y su publicación, me ha quedado una sensación de que gran parte de la comunidad científica podría dirigir sus esfuerzos movidos por un espíritu mercantilista y de intereses personales, por ello, he decidido resumir mis lecturas sobre otra alternativa más abierta que los “papers”, la “publicación abierta en la web”.

Las sociedades científicas pueden ofrecer en sus páginas web gran variedad de servicios, tanto públicos como en áreas restringidas para sus socios.

Aunque la Iniciativa de Acceso Abierto hace referencia fundamentalmente a los resultados de las investigaciones científicas, también refiere que la literatura que debe ser accesible gratuitamente en la red es aquella que los científicos y estudiosos entregan al mundo sin esperar remuneración.

La herencia de las publicaciones impresas ha llevado a muchos sitios web a asumir formas de gestión de los derechos de propiedad intelectual impropios de un medio como

Internet, llegando en ocasiones al absurdo de incluir cláusulas carentes de toda base legal como pretender limitar la posibilidad de enlazar a sus páginas sin autorización previa.

Las licencias Creative Commons permiten ejercer los derechos de propiedad intelectual, cediendo algunos o todos los derechos derivados del copyright con el fin de facilitar al máximo la difusión de los contenidos.

El principal desafío del modelo de acceso abierto es su financiación, en especial en lo que se refiere a las publicaciones periódicas. Si bien los costes de la distribución electrónica pueden llegar a ser nulos recurriendo a repositorios públicos, no ocurre lo mismo con los costes de publicación.

Para que el acceso abierto a la información científica sea una realidad sostenible, se ha propuesto un modelo alternativo, basado en que los costes de publicación sean considerados un gasto más dentro de los presupuestos de investigación. Los autores no pagarían directamente los costes de publicación, sino a través de las instituciones que financian las investigaciones, serían propietarios de los derechos de reproducción, y de esta manera garantizarían el acceso universal a los resultados.

Se calcula que este gasto añadido no llegaría al 1% del gasto global en investigación, y en cualquier caso sería recuperado con creces con el ahorro en suscripciones que las mismas instituciones tienen que soportar en la actualidad para acceder a la información científica. Este modelo ya es una realidad desde hace poco tiempo a través de iniciativas pioneras como por ejemplo BioMed Central o la Public Library of Science.

1 comentario:

  1. Lástima que no pudieras venir a la última clase. Me tocó a mi explicar esto que tu has tratado con tanto acierto en tu entrada. Igual volvemos sobre ello más adelante.

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