jueves, 26 de febrero de 2009

La visión social de la ciencia


Siempre que se habla de científicos, se tiende a pensar, o al menos a mí me pasa, en hombres (no se suele visualizar a una mujer) de una cierta edad, vestidos con bata blanca, metidos día y noche en un laboratorio, con poca vida social, desaliñados, raritos y con un toque de locura (mayor o menor, según la imaginación de cada uno). La imagen que tengo en mente es la de Einstein o la de John Nash (el protagonista de “Una mente maravillosa”).

Sin embargo, actualmente esta imagen ha cambiado. Se piensa en una persona más o menos joven, muy preparada, con una vida al margen de la ciencia y que hace un trabajo en mayor o menor medida, útil para la sociedad.

Tal vez sea este último punto el más importante: los científicos trabajan para mejorar la sociedad en la que vivimos. Gracias a sus inventos/descubrimientos se tienen los avances a los que nos hemos acostumbrado tan fácilmente (telefonía, vacunas…).

A diferencia de lo que ocurría en los comienzos de la ciencia (nos podemos remontar hasta los tiempos de los egipcios o griegos), ahora ésta se ha convertido en parte de nuestra cultura y va ligada al avance tecnológico.

Los medios de comunicación han tenido mucho que ver en este cambio, ya que la divulgación científica ha hecho que ésta se dé a conocer “al gran público”.

Por un lado, la ciencia parece ahora más cercana que nunca, pero esto es un arma de doble filo: que todos crean saber mucha ciencia les da pié a opinar sobre ella. De ahí que se creen debates sociales sobre aspectos en los que se debería estar muy formado (y no informado) para opinar.

La ciencia depende cada vez más de lo que uno u otro gobierno considera moral: pensemos en el debate sobre el estudio con células madre, por ejemplo.

Podemos estar de acuerdo o no con este tema, pero sí es cierto que algo de moralidad es necesario. Como ejemplo histórico, se puede pensar en la archiconocida bomba atómica y la destrucción que causó.

Es necesario llegar a un equilibrio en el que la moralidad no limite a la ciencia, sin llegar al extremo en el que el ansia de saber no tenga límites.

2 comentarios:

  1. Un comentario muy denso en cuanto al número de asuntos que se rozan: la cuestión de género en la ciencia, la imagen, el cambio reciente de la visión (que por cierto yo no veo tan claro), el papel de la divulgación científica, la interesante disyuntiva invento frente a descubrimiento y para concluir, la cuestión moral.

    Resolverlas da para un rato. Haberlas planteado es un punto de partida inexcusable. Lo que menos claro tengo es ese cambio de la imagen del científico de la que hablas, ¿lo has leído en algún lado o es una impresión personal?

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  2. No, es una impresión personal. Yo sí que lo veo así, tal vez porque ahora conozco a científicos y se me han caído muchos mitos con ellos...pero, como en casi todo, cada uno tiene una impresión de las cosas :)

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