jueves, 21 de mayo de 2009

Las puntadas de humor de Einstein

He encontrado unos relatos sobre Einstein, que están muy graciosos. Algunos serán verdaderos otros simplemente chistes... pero están graciosos. Espero que os guste.

1.-Un periodista y le pregunta a Einstein“¿Me puede Ud. explicar la Relatividad?” y Einstein le contesta “¿Me puede Ud. explicar cómo se fríe un huevo?”. El periodista lo mira extrañado y le contesta “Pues, sí, sí que puedo”, a lo cual Einstein replica “Bueno, pues hágalo, pero imaginando que yo no sé lo que es un huevo, ni una sartén, ni el aceite, ni el fuego”.

2.-En una conferencia que Einstein dio en el Colegio de Francia, el escritor francés Paul Valery le preguntó: Profesor Einstein, cuando tiene una idea original, ¿qué hace? ¿La anota en un cuaderno o en una hoja suelta? A lo que Einstein respondió: Cuando tengo una idea original no se me olvida.

3.-En una reunión social Marilyn Monroe se cruzó con Albert Einstein, ésta le sugirió lo siguiente: “Que dice profesor, deberíamos casarnos y tener un hijo juntos. ¿Se imagina un bebe con mi belleza y su inteligencia?”, Einstein muy seriamente le respondió: “Desafortunadamente temo que el experimento salga a la inversa y terminemos con un hijo con mi belleza y su inteligencia”.




4.-Se cuenta que en una reunión social Einstein coincidió con el actor Charles Chaplin. En el transcurso de la conversación, Einstein le dice a Chaplin:- Lo que he admirado siempre de usted es que su arte es universal; todo el mundo le comprende y le admira.A lo que Chaplin respondió: - Lo suyo es mucho más digno de respecto; todo el mundo le admira y prácticamente nadie lo comprende.

Y por último un chiste del cual muchos moriríamos si supiéramos su veracidad.

Se cuenta que en los años 20 cuando Albert Einstein empezaba a ser conocido por su teoría de la relatividad, era con frecuencia solicitado por las universidades para dar conferencias. Dado que no le gustaba conducir y sin embargo el coche le resultaba muy cómodo para sus desplazamientos, contrató los servicios de un chofer.
Después de varios días de viaje, Einstein le comentó al chofer lo aburrido que era repetir lo mismo una y otra vez.
“Si quiere”, le dijo el chofer, “le puedo sustituir por una noche. He oído su conferencia tantas veces que la puedo recitar palabra por palabra.”
Einstein le tomó la palabra y antes de llegar al siguiente lugar, intercambiaron sus ropas y Einstein se puso al volante. Llegaron a la sala donde se iba a celebran la conferencia y como ninguno de los académicos presentes conocía a Einstein, no se descubrió el engaño.
El chofer expuso la conferencia que había oído a repetir tantas veces a Einstein. Al final, un profesor en la audiencia le hizo una pregunta. El chofer no tenía ni idea de cual podía ser la respuesta, sin embargo tuvo un golpe de inspiración y le contesto:
“La pregunta que me hace es tan sencilla que dejaré que mi chofer, que se encuentra al final de la sala, se la responda”.

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